9 de diciembre de 2009

Forgive...

Un día, en un momento determinado y a una hora exacta, tu corazón da un vuelco imperceptible de ciento ochenta grados y tu vida cambia. A partir de ese momento tienes un peso encima, te sientes libre, rompes las cadenas que te ataban al recuerdo del pasado y empiezas a sentir de nuevo. El olvido es algo que muchos buscan y que sólo pueden encontrar al dejar de buscarlo. El tiempo todo lo cura, pero tarda, y cuántos mejores hayan sido los momentos a recordar, más largo será el camino hacia la liberación. Las personas pasan volatilizándose a cada paso que damos a lo largo de nuestra vida. Cada vez que avanzamos en algo, acabamos perdiendo a alguien y encontrando a alguien nuevo. Por ejemplo, a lo largo de la niñez y la adolescencia, vamos dejando atrás a muchas personas, la mayoría de las cuales dejarán de formar parte de nuestras vidas: profesores, compañeros que se van de nuestro centro, alumnos en prácticas.. etcétera. Sólo está en nuestra mano decidir si queremos mantenerlos vivos en nuestro recuerdo o si queremos dejar que pasen a ser un fantasma más de nuestro ayer. Las personas con las que no tenemos trato no tienen ningún papel en esta obra, pues ya de por sí cuando estaban a nuestro lado eran meras figuras que circulaban por el mismo cauce que nosotros, figurantes nada más. Para que una persona entre en nuestra mente tiene que hacer algo importante para nosotros, o por el contrario, algo traumático. Pero a lo largo del tiempo sólo queda una evocación de las cosas buenas que nos han rodeado a lo largo de nuestra vida. Aún así, al final acabamos dejando atrás a personas que puede que hayan dado mucho por estar a nuestro lado, pero que por infortunios de la vida, acaban separándose con, o sin nuestra voluntad. ¿Quién no ha perdido a un ser querido? ¿Quién no ha tenido que despedir a un amigo o familiar que se iba de viaje durante un largo periodo de tiempo? ¿Quién nunca ha experimentado esa sensación de estar con una persona a la que no se veía en mucho tiempo y se daba cuenta de que las cosas habían cambiado, de que ya no eran los mismos que en el ayer? El transcurso del tiempo acaba influyéndonos a todos y cada uno de nosotros, haciendo mella en nuestra personalidad y haciendo que cambie nuestra forma de pensar y actuar. Las personas somos seres en continua evolución psíquica, lo que éramos un día, puede que no lo seamos en este mismo momento, y, probablemente, no lo volvamos a ser nunca. La inocencia se acaba perdiendo, dejando apartada a un lado, debido a la multitud de infortunios que acaecen durante nuestra existencia, dando paso a la picardía y el valor para afrontar el día a día. Volver, palabra de difícil explicación, pues si alguien vuelve significa que se ha ido en algún momento, pero más difícil de entender es saber que algo que se va ya no puede volver a nosotros nunca más, algo que se ha escapado de nuestras manos y que, hagamos lo que hagamos no tiene retorno, como la vida, si no la disfrutamos y aprovechamos al máximo intentando sacarle el máximo jugo posible, no podremos recuperarla ni volver atrás en el tiempo, simplemente, al llegar nuestro fin, veremos que se nos ha escapado, y que, cuando pudimos cogerla a tiempo para que no nos abandonase, no fuimos conscientes de ello, y la dejamos marchar. Al marchar, entramos en el olvido de muchas de las personas que antes estaban en nuestro presente. No hay vuelta atrás. Hay que vivir el día a día, y hacer lo posible por aquellas personas que están a nuestro lado. Carpe diem.

1 de diciembre de 2009

December ... Winter ... Christmas

Hace frío, mucho mucho frío. 


Te doy la mano y empiezan a brotar los pensamientos, los recuerdos, las estaciones.
Si volvemos la vista atrás podemos ver la multitud de cosas que hemos dejado atras.. todas esas personas que puede que compartieran nuestra vida antes o estuvieran de pasada y ahora no... todas aquellas personas que dejamos en el olvido... pero también, otras que han aparecido y siguen apareciendo día a día y van configurando la estructura de nuestra realidad. Nueve meses.. parece poco tiempo.. pero en nueve meses podemos encontrar un hacinamiento de pensamientos e ideas que han pasado por nuestra cabeza que ni siquiera somos capaces de enumerar. En nueve meses, un agricultor puede arar, sembrar, cuidar y recolectar los frutos que le den abastecimiento para todo el año. En nueve meses podemos pasar de ser niños a ser adultos. En este breve periodo de tiempo podemos ver como se desarrolla un ser y nace para ser testigo del paso de un tiempo que transcurre sin freno alguno. Sin darnos ni cuenta, en un parpadeo, podemos dejar atrás la sombrilla de la playa para dar paso al paraguas, que, sin dilación alguna, habrá vuelto a desaparecer sin que nos demos apenas cuenta. Unos meses son necesarios para conocer a esa persona con la cual desees compartir multitud de momentos, a la cual desees aferrarte para no dejarla escapar en ningún momento, esa persona con la que el paso del tiempo parezca un cortometraje y con la cual cada día que pasas a su lado, parezca una milésima de segundo. El amor es efímero, viene y va, y a veces se va, pero cuando estamos enamorados todo se ve de distinta manera... sentimos el deseo irrefrenable de seguir el sendero de la vida junto a esa persona y no darnos ni cuenta del transcurso de los meses... las estaciones del año o incluso los años que pasamos a su lado. Podemos sentir que en un parpadeo nuestra vida sigue su curso y nosotros no hemos sido conscientes de todo ello hasta que no miramos atrás y nos damos cuenta de que hemos crecido, aprendido, conocido, evolucionado, cambiado, e incluso envejecido... El tiempo siempre está definido como algo volátil, algo que está ahí y de lo que ninguno de nosotros somos dueños. Para nuestro bien o a nuestro pesar, el tiempo es incesante, incansable, raudo, un espejismo a nuestro alrededor. Ahora llega la época fría del año, ansiada por muchos y desesperanzadora para otros. Una vez llega el frío, podemos percibir la señal de la Navidad: el alumbrado de las calles, las decoraciones con motivos navideños de los escaparates, los anuncios incesantes para incentivar las compras, el estrés ante la llegada de una temporada de unión y afecto creados por la organización de gran diversidad de acontecimientos que tienen lugar en estas fechas. Nos encontramos en una etapa de preparación, para que todo sea perfecto durante los días señalados en rojo en nuestros calendarios. Es tiempo de reunirse con aquellas personas importantes en nuestra vida, pues en estos días aparecen en nuestras cabezas los anhelos de amor y cariño que pueden no estar tan presentes en otros momentos del año. Ahora es como si nuestro organismo nos pidiera a voz en grito que nos reunamos con esas personas que nos aportan felicidad, y nos pide que las abracemos, que las demostremos nuestro cariño, que sintamos la necesidad de dar un poco más de ese amor que parece que estamos guardando para la ocasión.

Dame tu mano.. hace frío.. quiero sentir el calor de tu mano junto a la mía, pasear juntos por las calles de nuestra ciudad y saber que cada uno de sus rincones es nuestro, recordar cada momento que pasamos juntos como si fuera ayer... ver que necesitamos el uno del otro más de lo que nunca habíamos imaginado... pues esta Navidad... la quiero pasar a tu lado.. hacerte sentir especial... verte reír... poder planificar juntos el día de mañana para seguir viendo el transcurso de la vida sentados en nuestro sofá mientras vemos una película arropados por el calor de la "mantita". No me olvides... yo nunca lo haré... nunca serás el espectro de mi pasado... pues estarás a mi lado para verlo todo día a día.. para saber que juntos, podremos detener el tiempo en un parpadeo y fundirnos en nuestro amor.. que el frío invierno no sea capaz de congelar nuestros corazones y el candor de nuestra compañía, sea el mejor ayudante para que no escape el calor que se encuentra latente en nuestro interior. Dime te quiero y dame un beso para hacerme feliz.. no necesitaré más regalos, solo ese beso, para saber que estás ahí. Día a día estamos construyendo algo indescriptible que cada día se va haciendo más grande... ese algo, es el amor.

Dedicado a todas las personas que, de una forma o de otra están de acuerdo conmigo, a tí que espero haberte hecho disfrutar de esta composición de mis pensamientos y a todos los que hayan pensado en sus personas especiales mientras leían esto. Por supuesto, se lo dedico a mi amor.. por seguir aguantándome con el paso de las estaciones.

:)