17 de enero de 2010

¿Y qué pasa si soy del montón?

La vida de una persona se puede definir como el transcurso del tiempo desde que nace, hasta que llega a cumplir sus metas o propósitos y llega su fin. Hasta que el transcurso del tiempo va consumiéndola poco a poco. Muchas veces, cuando nos planteamos el problema de la enfermedad, pasan por nuestra cabeza multitud de pensamientos que están relacionados con nuestros sueños, nuestras metas, las personas que están a nuestro lado y el miedo que tenemos a perderlas, que va a nuestro lado sigiloso, aunque no nos demos cuenta. Un miedo que  está presente y a veces puede llegar a condicionarnos de tal forma que podamos llegar a apresurar nuestras acciones por temor a no poder terminarlas, por desasosiego a acabar nuestras vidas dejando algo inacabado. Si nos planteamos el tema de una enfermedad que acorta nuestra vida a unos días, normalmente llegamos a un pensamiento común: el intentar hacer que esos últimos días lleguemos a conseguir algunos de nuestros sueños, a quitar alguna de las espinitas que hay clavadas en nuestro corazón. Pero muchas veces el miedo a perder algo hace que nos demos cuenta también de las cosas que hemos hecho, del punto en el que nos encontramos en nuestra vida; de las posibles buenas y malas acciones que hemos realizado en el transcurso de los años y que muchas de ellas podríamos haber resuelto de diferente forma si se nos volviera a plantear pero que ya sabemos que no será así porque ya no nos queda tiempo. Las personas muchas veces basan sus acciones en el reconocimiento. Un reconocimiento por las demás personas, por una institución, por algo que avale que nuestras acciones han sido hechas, independientemente de cómo se hayan hecho, sólo que las hayamos llevado a cabo. Intentamos inconscientemente la mayor parte del tiempo que aquello que nos rodea sea consciente de que hemos hecho algo en nuestra vida. Buscamos en los demás una respuesta a nuestras acciones, un estímulo que nos impulse a realizar las nuevas y que nos motive para seguir adelante. Pero, si no recibimos un reconocimiento por algo, ¿implica que no hemos conseguido lo que nos proponíamos? ¿quiere decir que somos menos personas el hecho de que no haya alguien para ver lo que hemos hecho? Por ejemplo, cuando salimos a una fiesta y nos arreglamos para ponernos "guapos", siempre buscamos que alguien nos diga lo mucho que le gusta nuestro atuendo... buscamos que alguien se fije en nosotros para sentirnos mejor. Pero, si no lo hace nadie.. ¿significa que no hemos conseguido lo que nos proponíamos? Muchas veces las personas hacen cualquier cosa con el fin de recibir un halago a cambio, con el fin de ser vista y de llamar la atención en algun aspecto. Es cierto que algunas personas lo hacen de una manera un tanto más estrambótica que otras, pero igualmente la gran mayoría de nosotros solemos intentar destacar en algo. ¿Necesitamos verdaderamente un reconocimiento que avale nuestro esfuerzo? ¿Necesitamos verdaderamente destacar para sentirnos bien? Personalmente, creo que no. Una persona puede ponerse guapa para sí misma, para verse bien ella misma, para sentirse especial a nivel personal, sin destacar, sin llamar la atención a los demás. A veces pensamos que para recibir un reconocimiento social es importante que hablen de nosotros, ya sea para bien o para mal. Pero con el paso del tiempo podemos darnos cuenta de que eso es mentira, realmente no vivimos en un mundo en el que importe lo que hablen de nosotros, pero lo importante es darse cuenta de ello. ¿Porqué hablar de alguien? ¿Nos interesa tanto la vida de los demás? Realmente, si nos pasamos el tiempo pensando en el qué diran, no vamos a llegar muy lejos, pues es más imprescindible el buscar una mejora en nuestra personalidad, pues, por mucho que hablen de nosotros, no vamos a conseguir nada. Hay personas que se dedican a despotricar constantemente en contra de los demás, pero, por mucho que lo hagan, sus vidas no van a mejorar en nada. Puede que lo lleguen a pasar bien durante un tiempo, puede que se sientan mejor viendo los fallos de los demás. Pero ver los fallos de los demás no hace mejores a las personas. Lo importante es dejar de ver la paja en el ojo ajeno y empezar a ver la nuestra. Pues somos nosotros y no los demás los que se tienen que enfrentar a los problemas del día a día, de nuestras propias vidas. Por mucho que intentemos ayudar a alguien con un problema, si esta persona no quiere ayuda, no va a cambiar nada. Cada persona es dueña de sus actos, y capaz de resolver aquello que la atormenta sin necesidad de nadie. Si somos tan independientes, ¿porqué nos importa tanto la opinión de los demás? ¿Y qué pasa si soy del montón? ¿Significa eso que no soy una gran persona? Actualmente, vivimos en un mundo en el que los programas del corazón lideran las audiencias; en el que la prensa rosa llena sus arcas a base de la vida de las personas. Nuestra sociedad se condiciona tanto con la opinión de los demás que llegan a crear algunos estereotipos equivocados a seguir. Ministros llegan a verse en la situación de tener que dejar su cargo debido a un escándalo social. Personas llegan a necesitar guardaespaldas para evitar el acoso de los medios. ¿Realmente esto nos está influyendo tanto verlo día a día en cualquier medio de comunicación que a veces creemos que nosotros también estamos dentro de esa farándula? ¿Qué pasa si me gusta ser del montón? Las personas que no se dejan influenciar por todo esto son capaces de llevar una vida mucho más relajada, lo que no implica el no poder acudir a actos sociales. Pero, la prensa rosa, ¿es un derivado de la vida que llevabamos hace más de treinta años? ¿Es una nueva etapa de cuchicheos a toda voz que pueden asolar la vida de una persona? En la mayoría de los pueblos, por ejemplo, el qué dirán siempre ha sido fundamental para condicionar los actos de las personas. Un rumor podía llegar a la otra punta en cuestión de segundos. Ahora, en el mundo rosa, en un instante puede llegar una foto comprometida en cuestión de segundos a la editorial de cualquier revista, a la pantalla de cualquier programa. Por el mero placer de despellejar al prójimo. ¿No somos todos personas? ¿Qué razón tienen muchos de ellos para sentarse en una silla y poder contar las barbaridades de sus vidas? Los ciudadanos de a pie vivimos muchas circunstancias parecidas, pues somos todos iguales, personas. Si Ernesto Neira deja embarazada a una chica y luego no reconoce a su hijo, es despellejado de forma bárbara delante de millones de personas, pero muchos más lo hacen por todas partes y sólo tienen que aguantar las réplicas de la pobre mujer desolada. Verdaderamente, para interesarte por la vida de los demás demuestras que el precio de tu vida se va devaluando por momentos. Pues, si es tan importante la vida de los famosos... ¿Dónde se queda la importancia de nuestra vida? ¿Tenemos que intentar seguir una corriente en la que todos acabemos operados, altos, morenos (los rayos UVA son hipercancerosos, por cierto) y con la cara de alguna estrella? Si con el paso del tiempo, todos acabamos volviéndonos Angelina Jolies y Brad Pitts, ¿dónde estará la gracia de encontrar una persona que te llame la atención por algo en particular? Mejor es vivir siendo del montón, que sale más barato, y aunque no lo creamos, nos hace más especiales. Dejemos de lado los estereotipos de persona diez, y empecemos a buscar en nuestras vidas las cosas que verdaderamente importan. Pues, finalmente, las relaciones de gente de fuera del montón no acaban nunca por cuajar misteriosamente. Asique, me quedo en mi montón, que se vive más agusto! ;) SOY DEL MONTÓN Y NO ESTOY DE REBAJAS!

3 comentarios:

  1. Hola divinoo!
    La Esteban y yo tenemos un blog nuevo que seguro que te va a dejar con el coño descolocao!
    Pasate a verlo YAA!! Va a ser un bombazo!
    Seguro que nos convertimos en maricas amigas :D
    Un beso cariño!

    Estela Reynolds

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  2. jeje pekeño q razon tienes..muchas veces qremos aspirar a mas por lo q puedan pensar los demas y no realmente xq sea algo a lo q personalmente queremos aspirar y eso puede derivara muchos problemas...y todo..x los estereotipos q nos muestran los medios de comunicacion,sobre todo la tv...
    ainsss q sbio eresmi niño...TeQuieRo...

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  3. AL final, los "famosos" se parecen mucho unos a otros, en todas sus vanidades y otras tonterías, mientras que la gente del montón está llena de sorpresas y misterios...

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